La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de EE.UU. ha anunciado el envío de un equipo de investigadores al lugar donde se produjo el amartizaje del vuelo 810 de Transair frente a la isla hawaiana de Oahu, para coordinar la recuperación de los restos del avión del fondo del mar.
El N810TA (c/n 21116), un 737-200 con destino a Kahului en el archipiélago el 2 de julio, informó de anomalías en ambos motores y posteriormente se precipitó a la bahía de Mamala poco después de despegar del aeropuerto internacional de Honolulu.

Los dos pilotos escaparon de los restos del avión y fueron rescatados por los guardacostas de EE.UU. y la unidad de extinción de incendios del aeropuerto de Honolulu.
"Los restos del vuelo 810 de Transair contienen información importante para la investigación, incluida la captada por el registrador de datos de vuelo y el registrador de voz de la cabina", dijo Jennifer Homendy, presidenta de la NTSB. "Tener acceso a las grabadoras, a los motores y a otros componentes será fundamental para entender no sólo cómo ocurrió este accidente, sino cómo se podrían prevenir futuros accidentes".

Tras el impacto, el fuselaje se rompió en dos partes: la sección de popa con las alas y la cola unidas, y la parte delantera que incluye la cabina.

Los dos Pratt & Whitney JT8D-9A se separaron de las alas al impactar con el agua. Todos los restos se encuentran en una plataforma oceánica a una profundidad que oscila entre 350 y 450 pies (106-137m).
Se espera que las labores de recuperación comiencen el 9 de octubre y duren entre diez y 14 días.
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