El 29 de junio el KF Centre for Excellence recibió por carretera en el aeropuerto de Kelowna (Columbia Británica) un antiguo Lockheed CF-104D Starfighter de las Fuerzas Armadas canadienses, serie 12633. El caza, fabricado en 1962 y que formó parte de un escuadrón de pruebas en Cold Lake (Alberta) de 1962 a 1973, había sido conservado en condiciones casi aeronaúticas por un propietario privado en Mesa (Arizona).

Tras ser retirado por las Fuerzas Canadienses en 1973, este Starfighter fue vendido a la Real Fuerza Aérea Noruega, que lo operó desde Bodø con el 334 Escuadrón como entrenador hasta su retirada en diciembre de 1982. El avión se vendió a un museo de California en 1984, y el Starfighter pasó los siguientes más de 10 años en EE.UU. con varios propietarios privados.

Después de haber volado unas 200 horas durante las dos últimas décadas y en condiciones casi aeronaúticas, se tomó la decisión de enviar el CF-104D desde Mesa en dos camiones de plataforma. "Nos sentimos realmente afortunados de haber podido adquirir esta pieza de la historia de la aviación militar canadiense", afirma la directora ejecutiva del Centro de Excelencia KF, Paula Quinn. "Se trata de un avión que ocupa un lugar especial en los corazones de muchos veteranos y entusiastas de la aviación por igual, y estamos increíblemente emocionados de traerlo de vuelta a Canadá, reconocer sus contribuciones y formar parte de su próximo capítulo."

Paula continúa: "Actualmente, nuestros ingenieros de mantenimiento de aeronaves están trabajando duro, revisando la aeronave pieza por pieza, perno por perno, para garantizar su estabilidad estructural. Cualquier pieza, grande o pequeña, que parezca remotamente cuestionable será sustituida o reparada por nuestro equipo de expertos, en un esfuerzo por restaurar su estado de aeronavegabilidad. Como se puede imaginar, este proceso llevará algún tiempo.

"A continuación, el plan es volver a pintar el avión con los colores originales de la RCAF para rendir homenaje a los pilotos que pilotaron los CF-104 Starfighters. Algunos de esos mismos pilotos viven aquí mismo, en el valle de Okanagan, así que, naturalmente, localizamos a todos los que pudimos y les invitamos a observar la llegada de nuestro Starfighter, que fue una experiencia emotiva para todos los asistentes. Nos recuerda por qué hacemos lo que hacemos y por qué es tan crucial preservar la historia de la aviación canadiense".